SIERVA DE DIOS
MADRE MARÍA CRUCIFICADA KOZULIĆ


  La Madre María Crucificada Kozulić dedicó toda su vida a la formación y educación de los niños y jóvenes pobres. Es fundadora y constructora de instituciones caritativo-sociales en Rijeka y fundadora de la Sociedad de Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús. Proviene de la ejemplar familia creyente y rica propietaria naviera Kozulić, que a mediados del siglo XIX se transfirió de la isla Lošinj a Rijeka.


Escudo
de la familia Kozulić
En el siglo XVIII, cuando la estéril tierra de Lošinj no podía alimentar más a la población crecida rápidamente, los habitantes de Lošinj buscaron sustento dentro y por el mar. Se convirtieron en pescadores y marineros. Al inicio navegaban en barcos ajenos para pronto independizarse y convertirse en propietarios de sus propios veleros. A mediados del siglo XIX Mali Lošinj tenía once astilleros, entre los cuales se encontraba el de los Kozulić.
   Del rico árbol de los Kozulić de Lošinj, una rama de tal descendencia se transfiere en 1804 a Rijeka, al predio llamado Pećine en Sušak y se cuenta entre las familias más antiguas de Sušak. En 1828 los Kozulić tenían ya su astillero también en Pećine.
   Los Cosulich figuran en 1823 en la nobleza de Rijeka, porque eran activos en la vida pública y de la ciudad y la asamblea de Rijeka, y por el ejercicio de muchas funciones públicas y honorables recibieron numerosos reconocimientos. El emperador Francisco José I condecoró a Casimiro Kozulić, por sus especiales aportaciones con el título de caballero de la orden de la corona de metal y con el título hereditario Kozulić (Cosulich) de Pećine.
   Los Kozulić tenían su escudo propio en el que, según la descripción del académico B. Fuchich: «El motivo heráldico principal es una cabra porque los Cosulich en su lengua nativa croata extrajeron de la palabra cabra su apellido (koza (cabra) = Kozulić)». Casi todos los Cosulich fueron de la tercera orden y conocidos benefactores, especialmente de los capuchinos de Rijeka y de las instituciones sociales en Rijeka. De tal descendencia, proveniente de Lošinj, adaptada en Sušak – Rijeka, es decir de los Kozulić de Pećine proviene María Kozulić.
 
Infancia y juventud.



María en su
Primera Comunión

 La Madre María Kozulić nació el día 20 de septiembre de 1852 en Rijeka, en una ejemplar familia cristiana, rica y naviera, de su padre Juan Mateo Kozulić de Mali Lošinj y de su madre Catarina Sopranić (Supranich) de Veli Lošinj. Su padre fue capitán de navegaciones ultramarítimas, heredado de su padre Juan Bautista en su carrera naviera. Ya a mediados del siglo XIX, con su propio velero Civiltà, transportaba pasajeros y carga a Nueva York, Estados Unidos. Su madre es también de una gran familia naviera y se dedicó a la educación de sus numerosos niños. De once hijos, cinco permanecieron vivos y María era la mayor de ellos.
   La niña fue bautizada el 26 de septiembre en la grandiosa, antigua iglesia de Rijeka la Asunción de María y le impusieron el nombre de María Nicolina. En el seno de su familia, María recibió una buena educación cristiana y humana y fue formada espiritualmente en el santuario de Nuestra Señora de Trsat, donde ingresó a la Tercera Orden. La correspondencia familiar muestra la profunda devoción de los Kozulić y su cercanía, cariño, calidez y nítido ambiente cristiano y comunión. María era la más querida hija Mima, como la llamaban sus padres de cariño, y como la llama su padre en las cartas desde los mares y océanos lejanos. La oración, en la familia de los Kozulić, era la conexión de unidad y bendición divina. Honraban especialmente a Nuestra Señora de Trsat, Madre de toda gracia y a ella le dirigían sus oraciones de feliz viaje de su padre en los mares lejanos.
 



María a los 15 años
María cursó la escuela en Rijeka y Gorizia, Italia, se graduó en la escuela superior de profesores y se especializó como educadora de preescolar, y como hija de familia rica recibió educación musical desde su infancia y estudió lenguas extranjeras. Primeramente tocaba espineta, posteriormente el piano que le compró su padre. Impartió lecciones de piano y de lenguas húngara y francesa. Era también experta en la elaboración de ornamentos eclesiásticos en seda y oro.
    Viviendo modestamente en la casa paterna, María ayudaba a su madre en la educación de sus hermanos y hermanas y en las labores domésticas. Su hermana Irene, trabajaba como profesora de física y matemáticas en la escuela de la ciudad de Rijeka. Su hermano Nicolás era ingeniero electrotécnico, con estudios concluídos en Zúrich, Suiza. Su hermano José murió en 1885 durante su educación a los 22 años de edad. Su hermana Emilia trabajaba como profesora privada.
    A pesar de ser hija de una renombrada familia, María tenía desde el principio en el corazón un profundo sentimiento y amor hacia los pobres y débiles y la aspiración hacia una vida espiritual y cristiana más profunda.
 
María Kozulić, miembro activo de la Asociación en Trieste.


María a los 18 años

   María Kozulić, según la Sagrada Escritura, es la «mujer completa» (Prov. 31,10) que superó a muchas mujeres de su tiempo, no con su riqueza u oro, sino con la sabiduría recibida de Dios. No le interesó la transitoriedad de este mundo, la belleza, ni la riqueza, sino que encarnó el evangelio en su vida y actividad. Un decenio trabajó como laica activa, en la pastoral social – caritativa, como miembro de la Asociación Devota de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús.
   La familia de María se transfirió en 1879 de Rijeka a Trieste, debido a dificultades materiales. El velero Civiltà, propiedad de Juan, el padre de María, cuyo comando cedió entonces al capitán Valchich de Trieste, naufragó en 1874 en el Océano Atlántico cerca de Odessa.
   La tripulación y el capitán se salvaron con gran dificultad. Con ésto terminó la brillante historia del capitán Juan llamado «Zanetto». El naufragio del velero Civiltà dejó consecuencias de tipo material en toda la familia Kozulić, así como profundas impresiones en la vida de María.
   María se convertirá mas tarde en la salvadora de numerosas niñas indigentes, pobres y abandonadas de pequeños naufragios, no sólo de las dificultades por las carencias materiales, sino de los numerosos vicios de la calle, preocupándose por su salud moral y espiritual. Por lo cual su biógrafo M. Szentmártoni la llamó Navegante Divina.
   María no consiguió recibir un empleo estatal en Trieste, pero para ayudar a su familia en las dificultades materiales y para la educación de sus hermanos y hermanas menores, primeramente se dedicó al cuidado de los enfermos en Údine y posteriormente se empleó como copropietaria de un taller de vestido eclesiástico.
   En Trieste se incluyó en la Asociación Devota de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús que en 1879 fundó el capuchino fray Arcángel de Camerino, y como miembro de la Asociación se dedicó diez años a la catequesis de niños y jóvenes, especialmente pobres. Pero, junto a todo el trabajo y actividad apostólica, diariamente encontraba tiempo para la oración y adoración. Promovió la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y la devoción mariana, especialmente el rosario viviente. Fue una miembro muy activa de la Asociación, notoria por su devoción, espiritualidad e incansable acción apostólica.
 
Directora de la Asociación de Rijeka


María Kosulić en el centro
con los niños del Centro en 1898

   Los padres de María Kozulić regresaron de Trieste a Rijeka a inicios de 1888. En vista de que ya eran ancianos y enfermos, deseaban que María regresara al círculo familiar en Rijeka.
  Habiendo adquirido experiencia espiritual y apostólica en Trieste, María regresó en 1889 a Rijeka, su lugar de nacimiento. En Trieste generó una decisión: «Serviré al Señor, lo haré para siempre pero en los pobres». El fundador de la Asociación fray Arcángel la nombró directora de la sección de la Asociación de Rijeka. En ese tiempo, en que la ciudad de Rijeka estaba bajo la administración húngara, reinaba una difícil situación social.
  María fue una mujer de su tiempo y una mujer de corazón, sensible a las necesidades del prójimo, de su ciudad y su pueblo. Enamorada del Sagrado Corazón reconocía la sed de Dios y la necesidad de vestido y sustento en su ciudad. Al ver la pobreza en la ciudad de Rijeka, siendo laica, fundó el Centro de Corazón de Jesús en 1895, en el que encontraron alojamiento unas 60 niñas pobres de Rijeka y las cercanías. Más tarde recibió en el Centro a niños pobres de todas las regiones del país. La única condición de aceptación en el Centro era la pobreza, sin importar la confesión y nacionalidad. Construyó el Centro con la fe y confianza en la Providencia Divina, con las donaciones de los benefactores de la ciudad de Rijeka, con mucho sacrificio y renuncia. El mismo año abrió un jardín de niños y un oratorio festivo con el apoyo del padre Felice Pozzi, jesuita de Kraljevica. De esta forma, además del cuidado de los niños del Centro, cuidaba también de muchos otros, unas trescientas niñas fuera del Centro, que acudían por alimento y catequesis. Profesoras, cualificadas con los criterios del pedagogo alemán Fridrich Fröbel, trabajaban en el Centro con María. Quien seguía a los niños talentosos del Centro y los conducía a una mejor educación en Trieste, Venecia, Gorizia, Údine, Roma y otros lugares.
  En 1897 abrió el primer Centro y taller en el que se enseñaban diferentes trabajos manuales a las niñas y jóvenes, tales como sastrería, costura, tejido, bordado y elaboración de vestimenta eclesiástica. Con sus excelentes trabajos aportaba al sostenimiento del Centro.
  La acción apostólica laica en la iglesia, tanto en Trieste como en Rijeka, llevaron a María a convertirse en religiosa y fundadora de una comunidad religiosa, para organizar mejor los diferentes apostolados en el cuidado por los más necesitados.
 
Fundadora de una comunidad religiosa.


La Madre María Crucificada
con sus hermanas y hermano

  Se puede decir que María Kozulić vivió casi por completo una vida religiosa aún antes de convertirse en religiosa. Hizo voto privado de castidad en sus años de juventud, como confirma su director espiritual el padre Samuel Maurović en su carta del 11 de agosto de 1881. Con su vida y obra se puso del lado de los pobres, despreciados y abandonados y con ello se inclinó radicalmente, con todo su ser, a seguir a Cristo pobre y entregado a la voluntad de su Padre, renunciando a toda posesión y conexión con los bienes terrenales.
  El carisma de la Asociación Devota fue la catequesis y el cuidado de los pobres. Cuando el capuchino fray Arcángel de Camerino fundó la Asociación Devota, planeó también inmediatamente la fundación de la comunidad religiosa. En 1893 escribió las Constituciones para la comunidad religiosa de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús – Figlie del Sacro Cuore di Gesù, que María completó bajo su conducción y que fueron aprobadas el 6 de septiembre de 1899 por el obispo de Senj y Modruš Antun Maurović. De esta forma fue fundada una nueva comunidad religiosa en el territorio croata. En 1904 María vistió el hábito religioso con otras cuatro de sus colaboradoras y sus primeras hermanas y asumió el nombre de María Crucificada. De esta forma de la laica Asociación de Hijas del Sagrado Corazón de Jesús surgió la comunidad religiosa.
  El fin principal o carisma de la Asociación es la formación humana y cristiana y la educación de los niños y las jóvenes pobres. La Fundadora incluyó en los fundamentos de la Sociedad la vida alegre y el anuncio de la bondad y el amor del Corazón Divino, inspirándole una espiritualidad cristocéntrica y mariana.
 
La Madre María Crucificada en Risika
 
  
«Toda buena acción es acompañada de cruces», son palabras de la Madre María Crucificada, que los santos reciben de las manos de Dios en beneficio de la propia perfección y consagración, que los lleva a la comunión con aquellos que creyeron y entregaron y sacrificaron sus vidas. También la Madre María Crucificada se encontró en la vida con diferentes dificultades y cruces, pero con la fuerza de la gracia divina la sierva de Dios avanzó directamente al encuentro de su desposado Crucificado.
Desde mayo de 1915 hasta el fin de 1919, la Madre María Crucificada, vivió y trabajó en la pequeña localidad de Risika, en la isla de Krk, pues debió abandonar Rijeka a causa de las divisiones nacionales en la ciudad. La habitante local María Brusić donó una casa a la Sociedad en 1914. La Fundadora adaptó y amplió la casa y abrió en ella un albergue. Aceptó su salida de Rijeka con entrega y obediencia a la voluntad de Dios, y era el tiempo de la Primera Guerra Mundial cuando predominaba la carencia y el hambre. La Madre estuvo todo el tiempo al servicio de los niños pobres en Risika y labraba la tierra y cosía para su sustento. Tomaba fuerza de la oración y en esta estación de su vida se introdujo más en la contemplación profunda y permaneció como un ejemplo en la virtud de la obediencia para sus hijas espirituales. De Risika regresó a Rijeka agotada y enferma.
 
La beata muerte de la Madre María Crucificada.
 


  La Madre María Crucificada consumió su vida al servicio de los niños y jóvenes pobres, para que ellos vivieran en la alegría y el amor del Corazón Divino. En la realización de su obra atravesó por muchas tentaciones y dificultades, viviendo de la fe y configurándose con Cristo crucificado.
  Los últimos días de su vida de forma tranquila y frecuente repetía las palabras que sólo los santos al final de esta vida terrenal pueden pronunciar: «Con agrado dejo la tierra, pues cumplí mi vocación».
Entregó a Dios creador su noble y pura alma la mañana de San Miguel Arcángel y se trasladó al eterno puerto de la paz el 29 de septiembre de 1922, a los 70 años de vida, en el Centro y Convento del Sagrado Corazón de Jesús en Rijeka.
La noticia de su muerte sacudió a Rijeka, su ciudad natal, de la que se puede considerar Apóstol y Madre. Murió la Madre de Rijeka. Murió la Madre de numerosos niños. Murió la santa, pronunciaban las palabras de muchas bocas. È morta una santa (murió una santa) se escuchó en lengua italiana. Fue acompañada al cementerio de la ciudad de Kozala, el domingo primero de octubre a las 15:00 horas, donde acudió una numerosa multitud: familiares, hijas espirituales, numerosas niñas y jóvenes que lanzaban flores, portaban velas y derramaban lagrimas por su « muy amada Madre»
  La Madre María Crucificada practicó el Evangelio en su vida: alimentó a los hambrientos, vistió a los desnudos, ofreció educación a los ignorantes... ¡(cfr. Mt. 25, 40)! Escribió a sus hijas espirituales en las Reglas y Constituciones: «Nuestra vocación es la salvación de las almas». No observó los criterios mundanos en el comportamiento de su vida, sino que, como San Pablo, se honró en la cruz de Cristo. Por esta razón en la estampa memorial, con motivo de su muerte, fueron escritas las palabras de San Pablo: «He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe» (2Tim. 4, 7). El mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo (cfr. Gal. 6, 14). Treinta días después de su muerte los habitantes de Rijeka erigieron una placa conmemorativa en el Centro en la que, a forma de testimonio, inscribieron el programa de su vida y obra:




«En memoria de la Madre María Crucificada Cosulich
(20 de septiembre de 1852 – 29 de septiembre de 1922),
Fundadora y superiora general de la Congregación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, fundada en Rijeka en 1899.
  Fue una verdadera Madre de los huérfanos, pobres y abandonados ofreciéndoles un techo gratuito, un refugio, alimento, vestido, formación y educación. Pasó bendiciendo a todos, haciéndolo siempre. Con acciones celosas de la gloria de Dios y del amor hacia el prójimo, dedicó toda su alma, sencilla, limpia, humilde, valiente, sin orgullo y seriamente sin rigor. Los pobres atendidos ruegan a la gente buena pedir por su muy amada Madre para que pronto reciba el premio celestial, ella que vivió para el cielo.
¡Descanse en paz!»
 
 A causa de su vida virtuosa y grandes obras se conduce en su favor una causa de beatificación.

Traducción: mr. sc. Manuel Plaza